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Vestir un sombrero

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1. El tamaño del sombrero decrece a medida que avanza la hora del día. Es decir, por la mañana podemos lucir vistosos sombreros, grandes pamelas, etc. A medida que avanza el día el sombrero debe ser más pequeño hasta llegar a prescindir de él en la noche, en la mayoría de los casos. Los trajes de noche y largos, no admiten sombreros (hasta que algún diseñador de vanguardia “imponga” su estilo como han hecho con otras facetas del vestuario tanto masculino como femenino).

2. El sombrero debe ir conjuntado con el resto del vestuario y con las propias facciones de la persona que lo luce. El ala del sombrero debería hacer sombra, como mucho, a la altura de los ojos. Los sombreros muy grandes suelen ser molestos y difíciles de llevar.

3. Las caras más redondas deberían optar por lucir un sombrero de poca ala y con una copa algo más alta; las caras más alargadas pueden optar por sombreros de ala más ancha y copa un poco más baja.

4. Los sombreros de tejidos livianos y de paja, rafia o de un material similar deberían dejarse para las épocas de primavera verano. Los sombreros de fieltro, lana y otros tejidos más de “abrigo” deberían dejarse para las épocas de otoño e invierno. Otros tipos de materiales, como la piel, pueden lucirse en cualquier época del año, dependiendo de su tipo de confección y de su estilo.

5. El sombrero puede sustituirse por un tocado, en la mayor parte de los casos, aunque no suele ser tan elegante ni vestir tanto como un bonito sombrero, por mucho que los diseñadores se empeñen en darle tanta importancia a los tocados y sus espectaculares creaciones.

6. El sombrero, salvo rarísimas excepciones, no se quita en ningún momento ni de una ceremonia ni de una celebración. Si son sombreros molestos por sus grandes dimensiones, se puede hacer alguna excepción. Bien se puede retirar o bien se puede cambiar por otro de un tamaño más comedido.

7. Las señoras pueden permanecer cubiertas en recintos interiores -una iglesia, un salón, etc. – y cuando están hablando con otra persona, bien sea en un espacio interior o al aire libre.

8. Los sombreros de ala ancha hacen que una persona parezca más baja. Los sombreros de copa elevada, hacen que una persona parezca algo más alta.

9. Elegir el sombrero que más nos favorezca. No hay que dejarse llevar por el aspecto impresionante de un sombrero. Hay que elegir un modelo que nos favorezca en función de nuestra fisonomía y nuestro vestuario. Hay sombreros muy espectaculares pero que no “van bien” con las personas que los visten.

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