
El blanco: símbolo de verano… y de desafío
Las prendas blancas son imprescindibles en verano: frescas, luminosas, combinan con todo y transmiten ligereza. Pero también son las más vulnerables a manchas, sudor y amarilleo.
Por eso, aquí te dejamos los cuidados esenciales para conservarlas como el primer día.
1. Separa y lava con cabeza
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Lava siempre las prendas blancas por separado. Mezclarlas con colores claros puede parecer inofensivo, pero acelera el desgaste del blanco.
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Usa programas suaves o delicados, sobre todo en tejidos finos como lino o algodón fino.
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Evita la sobrecarga en la lavadora: el exceso de ropa no permite un buen aclarado.
2. Di adiós al cloro: apuesta por lo natural
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El uso prolongado de lejía acaba debilitando las fibras.
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Prueba con una mezcla de agua oxigenada (2 cucharadas) + zumo de limón + bicarbonato en el tambor o en un prelavado.
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También puedes dejar en remojo las prendas blancas en agua tibia con vinagre blanco, ideal para desodorizar.
3. Atención al sudor y desodorante
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El amarilleo en axilas se debe a la reacción entre el aluminio del desodorante y el sudor.
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Solución: mezcla bicarbonato + limón, aplícalo en la zona, deja actuar 15 minutos y lava normalmente.
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Alternativa: usar desodorantes sin aluminio o con base natural.
4. Secado con luz, pero no con sol directo
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Aunque el sol blanquea, prolongar el secado directo puede dañar las fibras y amarillear con el tiempo.
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Lo mejor: secar a la sombra, al aire, o con luz solar suave de mañana.
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Evita secadoras si el tejido es delicado.
5. Plancha solo si es necesario
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Usa vapor en lugar de contacto directo con la plancha para evitar marcas brillantes.
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Si planchas, hazlo con el revés hacia fuera y en temperatura baja o media.
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Un truco: cuelga las prendas recién lavadas bien estiradas, ¡y te saltas la plancha!
Bonus: cómo guardarlas tras la temporada
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Lava antes de guardar: cualquier mancha invisible puede oxidarse con el tiempo.
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Usa fundas de tela (no plástico) y coloca una bolsita de lavanda o bicarbonato para evitar humedad y olores.
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Guárdalas en lugares secos, lejos de la luz.
Conclusión
Las prendas blancas no tienen por qué ser delicadas si sabes cómo tratarlas. Con estos cuidados sencillos, puedes lucir camisetas, camisas o vestidos blancos temporada tras temporada, con la frescura y elegancia que solo el blanco transmite.